Los investigadores que utilizaron el Atacama Large Millimeter / submillimeter Array (ALMA) descubrieron un viento galáctico titánico impulsado por un agujero negro supermasivo hace 13.100 millones de años. Este es el primer ejemplo observado hasta la fecha de tal viento y es una señal reveladora de que los enormes agujeros negros tienen un efecto profundo en el crecimiento de las galaxias desde la historia más temprana del universo.
Curiosamente, la masa del agujero negro es aproximadamente proporcional a la masa de la región central (abultamiento) de la galaxia en el universo cercano. A primera vista, esto puede parecer obvio, pero en realidad es muy extraño.
Los astrónomos creen que las galaxias y los agujeros negros crecieron y evolucionaron juntos (coevolución) a través de algún tipo de interacción física.
Un agujero negro supermasivo se traga una gran cantidad de materia. A medida que esa materia comienza a moverse a alta velocidad debido a la gravedad del agujero negro, emite una energía intensa, que puede empujar la materia circundante hacia afuera. Así es como se crea el viento galáctico.
El análisis detallado de los datos de ALMA reveló que hay un flujo de gas de alta velocidad que se mueve a 500 km por segundo en J1243 + 0100. Este flujo de gas tiene suficiente energía para alejar el material estelar de la galaxia y detener la actividad de formación de estrellas.
El flujo de gas encontrado en este estudio es verdaderamente un viento galáctico, y es el ejemplo más antiguo observado de una galaxia con un gran viento de tamaño galáctico. El poseedor del récord anterior fue una galaxia hace unos 13 mil millones de años; por lo que esta observación hace retroceder el comienzo otros 100 millones de años.
El equipo también midió el movimiento del gas silencioso en J1243 + 0100 y estimó que la masa de la protuberancia de la galaxia, basándose en su equilibrio gravitacional, era aproximadamente 30 mil millones de veces la del sol.