Almería, tierra famosa por su clima semiárido y subtropical, sus localizaciones para filmar grandes películas y series, sus playas, sus personajes famosos (Bisbal, Tomatito, Carlos Herrera…), La Alcazaba, su Gastronomía o el Silestone, entre muchas otras características.
Pero si por algo se distingue en la actualidad, es por sus invernaderos.
Se ha convertido en una Huerta Gigante, exportando frutas y hortalizas a diversos países de Europa, Asia o América, llegando a estados como Australia. Convirtiéndose en la primera en exportaciones de verduras frescas de España.
¿Cuándo comenzaron los invernaderos en Almería?
Tiempo atrás, Almería era una zona árida y a la vez paradisiaca, sin muros de plásticos rodeando las afueras de los pueblos, ni tránsito de camiones a los almacenes de envasado. Un sitio tranquilo, de tradición pesquera, con cultivos de secano (cereales, olivos o cítricos) y con una historia milenaria a la altura de su nación.
Pero llegaron tiempos difíciles, la economía no fluía por las calles, y había que actuar para intentar levantar los sectores de producción de la provincia.
¿Y si cosechamos algo?
La idea era activar el sector agrario, pero con escasez de agua, el propósito era difícil, había que pensar en una solución. Hasta que en el año 1957 se modernizaron los sistemas de riego y se empezaron desarrollar técnicas más sostenibles.
Entonces fue cuando arrancó una iniciativa en el año 1963 a cargo del Instituto Nacional de Colonización renombrado más adelante como IRYDA (Instituto para la Reforma y el Desarrollo Agrario).
Se realizó un ensayo de cultivos de hortalizas, unos al aire libre y otros bajo el plástico sobre los campos de Roquetas de Mar y alrededores.
Tras comprobar la eficiencia del cultivo bajo abrigo, mediante una tecnología de irrigación, uso de enarenados que neutralizaban los efectos de la sal en el agua, control de la humedad y calor del suelo, el resultado fue un acelero del crecimiento de la planta.
Así comenzó una nueva era en la producción hortofrutícola, que ha desarrollando una infraestructura que genera miles de puestos de trabajo, diversas industrias y nuevas tecnologías de aprovechamiento del agua.
Los productos Top son el tomate, pepino, pimiento, berenjena, calabacín, melón o la sandía. En el que destaca el Raf, «el pata negra del tomate».
En la actualidad el Campo de Dalías cuenta con la mayor superficie de invernaderos del mundo.
Le sigue una estructura empresarial que incluye Comunidades de regantes, Semilleros, Suministros agrícolas, Control de plagas y polinización, Comercialización (almacenes), Transporte, Laboratorios de Seguridad alimentaria, Cajas de ahorros o Escuelas agrarias, entre otras.